Esta entrevista de Angeles Durán ha sido publicada esta semana en la Revista Mía.
Reconocido como maestro de Dharma por la Escuela Soto Zen japonesa en 1990, este monje budista de origen andaluz ha consagrado su vida a mostrar la Vía del Zen.
Dokushô Villalba es el primer maestro zen español. Todo un hecho histórico. Francisco nació en 1956, en Utrera (Sevilla), en el seno de una familia humilde, hijo de un padre jornalero que se empeñó en que sus hijos tuvieran estudios. “Recibí la educación católica de la época –recuerda- y aunque parezca un tópico, desde niño tenía una sensibilidad especial. No podía ver a la gente ni a los animales sufrir. Así que con apenas 14 años comencé a trabajar en organizaciones caritativas asistiendo a los más desfavorecidos. Pero, poco a poco me di cuenta de que la pobreza era también fruto de un sistema social injusto”. Por lo que decidió enrolarse en la lucha política opuesta a la dictadura, ligándose a movimientos de ideología próxima a la izquierda primero, y a la anarquista después. Su ideal de juventud era conseguir la justicia social. Su sueño, terminar Magisterio y vivir en un pueblo enseñando otros valores a los niños.
Sin embargo, el desencanto llegó. “Me di cuenta que era muy difícil cambiar un sistema educativo que más que ir encaminado a desarrollar el espíritu crítico y la creatividad, estaba encarrilado en la creación de un tipo de ciudadano que se insertara en el engranaje social establecido, al que además no se podía cuestionar. Por otra parte, la lucha política también me decepcionó. La clase obrera quería tener lo que poseía la burguesa. Y yo no iba por ahí, mi planteamiento era más humanista. Deseaba una transformación no un cambio de papeles.” Y el desencanto le sumió en una crisis existencial profunda.
Sin embargo, el encuentro fortuito con el zen supondría un giro radical en su vida. “Animado por los amigos asistí a una conferencia que un monje zen español daba en la Universidad de Sevilla”. Aquella charla le hizo decidirse a viajar a París en busca del Venerable Taisen Deshimaru, introductor del Zen en Europa y su primer maestro. A su fallecimiento, peregrinó a Japón para estudiar en los principales templos. Su segundo maestro, Shuyu Narita Roshi, confirmó su desarrollo espiritual al conferirle la transmisión del Dharma.
En 1990 la Escuela Soto Zen japonesa reconoce a Dokushô Villalba como maestro zen. “La tradición del zen es imposible de realizar sin la relación maestro-discípulo, pues se transmite de forma directa, de corazón a corazón”. Hoy, asegura, es más fácil acceder al maestro que cuando él tenía 19 años, pues el zen se ha ido haciendo cada vez más popular, hasta el punto en que en la actualidad en casi todas las ciudades de Europa, existe un centro de meditación. Pero la cara tiene su cruz. Y, advierte con cierta tristeza: “la palabra zen está siendo utilizada de forma banal por esta sociedad consumista que todo lo mercantiliza. Así, encontramos restaurantes zen, perfumes zen, interiorismo zen, incluso un ipod zen”.
Y para deshacer tal descalabro aclara: “El zen es un término japonés que designa a una de las principales escuelas del budismo, una tradición de despertar existencial y espiritual con más de 2.500 años de antigüedad que tiene sus raíces en la experiencia del Buda histórico, Sakiamuni. Para el zen, la causa principal de la angustia, la ansiedad y el malestar existencial es la ignorancia, entendida ésta como una ausencia de claridad mental que nos lleva a percibir de forma errónea la realidad”. Su práctica central es la meditación zazen. “Yo la defino en dos palabras: sentarse y sentirse. Sentarse en el sentido de parar y tomar conciencia de nuestra respiración. La contemplación es un arte tan sutil y refinado que supone una auténtica ingeniería mental y espiritual, que nos aporta paz y estabilidad interior. Es el arte de no hacer nada. Pero…¡es tan difícil no hacer nada!.”
“Zen en la plaza del mercado: Claves zen para comprender y sanar el malestar existencial en la era de la globalización” es su último libro. En él podemos sumergirnos en la esencia de esta tradición milenaria y comprender qué puede aportar su práctica al hombre del siglo XXI, un ser que desposeído de valores tales como la compasión, la empatía y la solidaridad vive sin referentes válidos en un mundo egoísta que sólo conoce una religión, a la que Dokushô denomina , ´La Religión del Mercado´, y que rinde pleitesía al dios dinero. Fundador del Templo Luz Serena situado en Requena (Valencia), el maestro vive entregado a enseñar la Vía del Zen desde hace más de 30 años. “Porque cuando uno recibe un tesoro tiene el deber de compartirlo”.
Hay un curioso e interesante libro llamado "The real Zen", el cual es eso. http://www.zenithpublishing.co.nz/zenithpubl/showtitle.php?title=9000062
ResponderEliminarGracias, por compartir ese tesoro.
ResponderEliminarSus sesshines me han dado esperanza, que sé que me acompañará hasta la muerte.
Gracias maestro zen. DOKUSHÔ VILLALBA.. por su gran participación en el 6to congreso en nuestra tierra sinaloense. mexico.
ResponderEliminarsus enseñanzas son unicas con mucha sabiduria mental y tranformadora... felicidade por todas sus aportaciones, esperamos verlo de nuevo por nuestro mexico lindo y querido.
envia yudith zamora