domingo, 8 de noviembre de 2015

No más Zen


Japón se aleja de sus tradiciones budistas así como de los templos.
Se espera que más de uno de cada tres templos cierre en los próximos 25 años. La religión se enfrenta a una "crisis existencial"

Por Justin McCurry
The Guardian, Viernes 06 de noviembre 2015 


Encaramado en una colina y rodeado de bosques de montaña ardiendo en rojos y amarillos del otoño, Kaigenji es una imagen de postal del Japón antiguo. Los escalones de piedra que conducen a la entrada de este antiguo templo budista zen de 300 años conducen a los visitantes por ​​un paisaje amorosamente extenso de rocas, árboles y blanca gravilla rastrillada en remolinos que simbolizan el agua.

En el interior, el sacerdote principal, Bunkei Shibata, se encuentra en un estado de ánimo contemplativo. Pero no es el camino hacia la iluminación que ocupa sus pensamientos. Por el contrario, se está planteando el futuro de su templo los y de decenas de miles de otros templos budistas de todo Japón.

En los próximos 25 años se espera que 27.000 de los 77.000 templos del país tengan que cerrar, en una de las mayores crisis existenciales que enfrenta el budismo japonés desde que fue introducido desde Corea en el siglo VI .

Su decadencia refleja la de cientos de pequeñas comunidades que tradicionalmente han ayudado a financiar los templos locales. En un informe publicado el año pasado, el Consejo de Política Japón advirtió que si el éxodo, particularmente entre las mujeres jóvenes, de las zonas rurales continúa al ritmo actual, casi la mitad de los municipios del Japón desaparecerá en 2040, junto con sus lugares de culto religioso.

Sin feligreses que paguen para su mantenimiento, los templos no tendrán más remedio que cerrar sus puertas para siempre, según Hidenori Ukai, periodista y abad del templo Shogakuji en Kyoto .

"La imagen popular de sacerdotes budistas ricos aún puede ser cierta en las grandes ciudades como Tokio y Osaka, pero no es el caso en otros lugares", dice Ukai, autor de “La desaparición de lo templos: pérdida de áreas rurales y religión”.

"En mi templo, tenemos cerca de 120 parroquianos locales, pero necesitamos al menos 200 para poder sobrevivir", agregó Ukai, quien, al igual que muchos sacerdotes, decidió seguir una segunda carrera.

Ni siquiera la intensa industria funeraria japonesa parece capaz de poder rescatar al budismo. Aunque casi 1,3 millones de japoneses murieron el año pasado, pocos son los parientes que pueden pagar los millones de yenes que cuesta celebrar un funeral budista tradicional. Cada vez más gente está optando por ceremonias seculares más baratos, mientras que los sacerdotes dicen que se sienten en el deber de bajar drásticamente los precios con el fin de dar a los feligreses fallecidos una despedida apropiada .

"El budismo japonés ha evolucionado en una dirección extraña", dice Shibata, un empresario retirado que se interesa en las sesiones matinales de meditación budista zen. "En estos días, la mayoría de la gente asocia el Zen con los funerales, pero hay mucho más que eso”.

Algunos sacerdotes están tratando de revertir el declive y desafiar la imagen funeraria del budismo abriendo cafeterías en los templo, apoyando las actividades de voluntariado y acogiendo conciertos de de música y producciones de teatro. En Tokio, algunos sacerdotes dispensan guía espiritual a su clientela joven en el Vowz Bar, al mismo tiempo que se sirve alcohol.

La crisis que enfrenta el budismo japonés no es una simple cuestión de demografía. A principios de la década de 1700, la población de Japón se situó en torno a 30 millones -casi 100 millones menos que en la actualidad- sin embargo, había 46.000 templos. Las encuestas muestran que un número creciente de japoneses considera que la religión organizada es inaccesible, triste y  que -desde el ataque de 1995 con gas sarín en el metro de Tokio por la secta Aum Verdad Suprema - incluso peligrosa.

"En estas circunstancias es difícil captar nuevos feligreses” , afirma Mark Mullins, profesor de estudios japoneses de la Universidad de Auckland. "Puede que algunos consigan algo en el contraído mercado religioso, pero lo más probable es que la mayoría de las organizaciones religiosas tengan que realizar un gran esfuerzo por mantener sus instituciones y actividades, ya que el número de sacerdotes y de feligreses sigue disminuyendo”.

Y esto está sucediendo tanto para los sacerdotes como para los feligreses. Más de 12.000 templos japoneses no tienen sacerdote residente, según una reciente encuesta realizada por el Asahi Shimbun, y la reserva de jóvenes interesados ​​en el sacerdocio continúa disminuyendo .

Shibata, que se formó en la escuela Rinzai-Myoshinji antes de ser enviado a la prefectura de Nagano, dice que el budismo debe comenzar a desmantelar el muro que ha construido a su alrededor, antes de que sea demasiado tarde .

Cree que para que el budismo japonés pueda sobrevivir otros 1500 años, el 50 por ciento de los sacerdotes debe ser nombrado fuera de la sucesión familiar tradicional, aunque admite que los tradicionalistas se resisten a esta idea.

Sin desanimarse, Shibata está tratando de convertir los reveses demográficos en ventajas para la religión, a través de un acercamiento a los jubilados que quieren llenar sus últimos años con algo más que partidas de golf y viajes a las aguas termales .

"Hace años que la gente sabía que solo podían contar con unos diez años después de su jubilación, y trataban de disfrutar todo lo posible de ese tiempo”, dice un anciano de 80 años, que se ha formado como sacerdote después de su jubilación en 2006. "Pero ahora la gente vive mucho más tiempo, y se quiere hacer algo más significativo con el tiempo que les queda después de su jubilación”.

"Las personas mayores tienen una experiencias de la vida muy rica y esto las convierte en un material ideal para el sacerdocio. Y, seamos honestos, cuanto más viejo te haces, más piensas en tu propia mortalidad, y más abierto estás a las ideas religiosas".

De 47 personas, entre ellas un pequeño número de mujeres, que han completado su curso para jubilados, 23 se han formado como sacerdotes, y siete están gestionando ya sus propios templos .

"La sociedad está cambiando a un ritmo rápido, pero el mundo budista ha perdido el tren de la época porque su conexión con la gente común se centra en los funerales", afirma Shibata.

Además de oficiar funerales, los sacerdotes modernos, insiste, deberían ser mentores y consejeros espirituales y, sobre todo, difundir las enseñanzas budistas a un público escéptico .

Señala el papel que la comunidad budista jugó en las secuelas del terremoto de marzo de 2011, cuando los templos abrieron sus puertas a los sobrevivientes, y los  sacerdotes y monjes caminaron a lo largo de la zona de desastre ofreciendo consejos espirituales y socorro.

"Eso es exactamente lo que deberían estar haciendo. Cuando la gente está pasando por momentos difíciles en su vida, nuestra responsabilidad es la de ayudarles" .

Fuente:


lunes, 2 de noviembre de 2015

miércoles, 12 de agosto de 2015

El Océano Interior. Guía fácil para la meditación zen



La segunda mitad del siglo XX ha sido testigo de la llegada de las tradiciones espirituales orientales a Occidente, entre ellas el Budismo Zen con su practica básica, la meditación zazen. Actualmente se cuentan por centenares los centros de meditación zen en Estados Unidos, Canadá y Europa. También en España se observa un crecimiento progresivo de centros zen y de personas que lo practican. La práctica de la meditación zen está formando cada vez mas parte de nuestras costumbres. Sin lugar a dudas, este hecho está siendo muy positivo y tendrá una influencia cada vez mayor en nuestra manera de ser y de percibir la realidad.

Este artículo fue publicado hace unos doce años en la revista ‘Cuerpomente’.

El jardín secreto

Nuestra mente es a menudo parecida a un océano agitado en el que continuamente se agitan las olas de su actividad incesante: emociones contradictorias, pensamientos variados, sensaciones, expectativas, etc. La sociedad de consumo que sufrimos dirige nuestra atención hacia la realidad externa, en pos de la adquisición de bienes y de información. La industria del deseo excita nuestras ansias mostrándonos una zanahoria ilusoria magníficamente presentada por las agencias de publicidad. De esta manera la noria de nuestros días va girando y girando, año tras año, al mismo tiempo que la serenidad interior y el verdadero estado de felicidad se alejan cada vez más de nosotros.


En contraste, nuestro mundo interno permanece en la sombra. Nuestra mente es también como un jardín secreto abandonado en el que las zarzas y las malas hierbas, -los pensamientos obsesivos, las emociones perturbadoras, etc.-, crecen por doquier. Resultado de ello es un estado mental y emocional confuso, agitado, en definitiva, insatisfactorio. Sentimos malestar pero no sabemos lo que nos pasa. "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa", decía Ortega y Gasset. Para saber lo que nos pasa no tenemos más remedio que mirar dentro de nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos, hacernos íntimos con nosotros mismos, clarificar nuestras aspiraciones, simplificar nuestros deseos y encontrar el verdadero propósito de nuestra existencia. Esta es la mirada interna, el gran regalo que la meditación tiene reservado para cada uno de nosotros.

Generando calma mental

Zazen, la meditación zen, es una práctica espiritual muy antigua que fue actualizada y utilizada por el Buddha Sakiamuni como vía de acceso a un estado existencial caracterizado por una profunda serenidad y una lucidez aguda, gracias a las cuales pudo realizar la verdadera naturaleza de la existencia y liberarse así de las falsas representaciones creadas por la mente ilusoria.


Veamos en qué consiste una sesión de zazen. La agitación mental viene dada por la dispersión (desenfoque) de la atención. Lo primero que tenemos que hacer al comenzar una sesión de zazen es, pues, calmar la agitación mediante la concentración (enfoque) de la atención. Para ello, en primer lugar, enfocamos la atención sobre la postura corporal. Creamos una base corporal sólida doblando las piernas en loto o en medio loto, de forma que las dos rodillas en contacto con el suelo y las nalgas en contacto con el zafu (cojín para zazen) formen una base estable sobre la que pueda erguirse el tronco. Estiramos bien la columna vertebral. Relajamos los hombros. La cabeza permanece justo sobre los hombros, sin inclinarse hacia delante, detrás, izquierda o derecha. Dejamos caer los brazos a lo largo del cuerpo y disponemos la mano izquierda sobre la mano derecha, ambas pegadas al bajo vientre.

Una vez que nos hemos cerciorado de que la postura corporal es correcta y equilibrada, enfocamos la atención sobre la respiración. Enfocar la respiración sobre la respiración no quiere decir "controlar" la respiración. La respiración no necesita ser controlada. Sucede por ella misma. La inspiración sucede a la espiración y ésta a la inspiración siguiendo un ciclo natural en el que la voluntad de manipular sobra. Simplemente permanece atento a la respiración como si tu atención fuera un corcho que flota sobre las olas de la inspiración y de la espiración. Eso sí, no dejes que tu atención sea atraída por nada que no sea la respiración. No luches contra las distracciones. Simplemente enfócate con determinación sobre la respiración. De esta forma, naturalmente, automáticamente, inconscientemente, tu actividad mental se calmará.

Nadando en las aguas cristalinas

Cuando la superficie del agua de la mente está agitada es imposible observar el fondo. Todo se vuelve confuso. Sin embargo, cuando la superficie se ha calmado entonces puedes observar claramente el fondo y sus contenidos.


Una vez que sientas que tu mente se ha aquietado gracias a la concentración sobre la respiración, puedes abrir el campo de la atención gracias a la observación. Los principiantes deben ser muy cautelosos a la hora de pasar a la observación y deben asegurarse de que el nivel de concentración, o quietud, no sufre mengua.

Puedes enfocar tu atención sobre las sensaciones: corporales, visuales, auditivas, gustativas, olfativas y tomar conciencia (observar) de cada una de ellas. Aquí debes tener mucho cuidado. ¿Por qué? Por lo general, la mente tenderá automáticamente a catalogar las sensaciones como agradables, desagradables y neutras. Las sensaciones agradables generarán automáticamente una actitud emocional de apego, las desagradables de rechazo y las neutra de indiferencias. Cuando una ola se levanta, otras muchas la siguen inmediatamente y de esta forma puedes encontrarte de pronto en un mar agitado, zarandeado por las olas del apego y del rechazo.

La observación sólo puede tener lugar desde la ecuanimidad de la concentración. Si sientes que estás perdiendo la ecuanimidad, debes abandonar inmediatamente la observación y volver a enfocar tu atención sólo en la respiración, de forma que la concentración y la quietud que la acompañan sean reforzadas. La concentración (ecuanimidad) es el submarino mono-plaza que proporciona la protección necesaria para explorar (observar) la riquísima fauna y flora de nuestra conciencia, sin peligros.

Observando el color de las lentes

Si tu concentración es notable y durante un espacio de tiempo aceptable has estado explorando la riqueza de la actividad sensorial de tu mente, puedes dar un paso más y enfocar tu atención en tus actitudes emocionales. La amplia gama de emociones que los seres humanos somos capaces de experimentar tiene tres raíces principales: el rechazo y toda su familia (aversión, odio, antipatía, malevolencia, etc); el apego y toda su familia (aferramiento, simpatía, identificación, etc.) y la indiferencia y toda su familia (desinterés, etc.). Como se ha dicho ya, el rechazo suele acompañar a las sensaciones y pensamientos que la mente considera desagradables. El apego viene acompañando a las sensaciones y pensamientos considerados agradables y la indiferencia acompaña a las sensaciones y pensamientos considerados neutros.

Observar las actitudes emocionales a través de las cuales percibimos la realidad es una práctica sutil y difícil que necesita una cierta experiencia y un poder considerable de ecuanimidad. Se trata de tomar conciencia del color de las lentes a través de las cuales percibimos la realidad y, en la mayoría de los casos, una mente no entrenada es incapaz de discernir la realidad objetiva de su percepción subjetiva. Gracias a la práctica de la observación de las actitudes emocionales, la mente misma puede verse a sí misma con mayor objetividad y liberarse de las lentes coloreadas o, al menos, tomar conciencia del color (la deformación) a través del cual está percibiendo. Esta práctica genera una mayor ecuanimidad emocional y libera a la mente del penduleo extremo entre el apego ciego y el rechazo visceral.

Observando el observador

Si tu práctica de zazen evoluciona naturalmente a lo largo del tiempo, tarde o temprano te enfrentarás a la paradoja del observador observado. ¿Quién es el que observa? O mejor aún, ¿desde dónde parte la observación? Lo observado depende del punto de vista desde el que se observa. Según el punto desde el que parte la observación, la realidad observada será una u otra. En este nivel de zazen, puedes tomar conciencia de los contenidos mentales (programas, metaprogramas, sintaxis, etc.) o presupuestos inconscientes desde los que parten tu observación de la realidad que estás experimentando. Al tomar conciencia de ellos puedes darte cuenta al mismo tiempo hasta qué punto te sientes identificado (apegado) con ellos. Si, gracias a una observación ecuánime, permites que esa identificación emocional se disuelva, esos metaprogramas cognitivos perderán consistencia y podrás liberarte de ellos. De esta forma, al cambiar los presupuestos de tu observación, una nueva realidad aparecerá ante tus ojos.

Una vez en este punto, ya no podemos decir a ciencia cierta si es el observador el que observa la realidad o es la realidad la que observa al observador. Como decía Alan Watts, te experimentas a ti mismo "como una abertura a través de la cual el universo se observa a sí mismo". En palabras de un maestro zen:

"Miro la flor
Y la flor se ve a si misma
a través de mí.
La flor me mira
Y me veo a mis mismo
A través de ella".

Más allá del observador y de lo observado

Tu conciencia (la conciencia que el mundo toma de sí mismo a través de ti) no es tuya. Carece de propietario. Su naturaleza es su propia luz, gracias a la cual la realidad es lo que es en cada momento. Si has llegado hasta aquí tu mente iluminada verá que las cosas son lo que son y las aceptarás plenamente tal y como son. Si no has llegado hasta aquí, las cosas son lo que son aunque no lo veas ni lo aceptes.

Luz y sombra

Si te has sentado en zazen buscando la luz del espíritu no te extrañes si te encuentras de frente con tus propias sombras, con los aspectos más recónditos de tu inconsciente que permanecen ocultos a tu propia conciencia ordinaria. Un viejo maestro zen dijo: "La luz existe en la oscuridad, no veas sólo oscuridad. La oscuridad existe en la luz, no veas sólo luz. Luz y oscuridad depende la una de la otra como el paso de la pierna izquierda depende del paso de la pierna derecha". La toma de consciencia de tu propia oscuridad y la aceptación de la misma son requisitos básicos para comenzar a poner un poco de luz en la sombra. De la misma manera que el reconocimiento de la propia ignorancia es el comienzo del camino hacia la sabiduría, el reconocimiento de la propia sombra es el comienzo del camino hacia la claridad. Cuida de no caer en actitudes extremas: no creas que por haber clarificado un par de cosas ya lo has clarificado todo, no creas que por que has encontrado zonas oscuras, toda tu mente es oscuridad. La oscuridad existe gracias a la luz que la percibe. Como decía el maestro Kodo Sawaki: "La oscuridad de la sombra del pino depende de la claridad de la luna".

La guía y el guía

Esta guía para la meditación zen es como un pequeño mapa introductorio. No pienses que con él podrás iniciarte a la práctica de la meditación zen. Las instrucciones directas de un maestro zen son imprescindibles. La meditación zen es mucho más que una técnica de meditación y ni siquiera un grueso manual puede suplir la enseñanza directa de un maestro zen, de persona a persona, de corazón a corazón. El secreto de zazen no está tanto en la técnica como en la actitud (ética) con la que se practica.

Dokushô Villalba
Maestro de meditación Zen, fundador y director espiritual de la Comunidad Budista Soto Zen española y del Monasterio Zen Luz Serena (Valencia, España), creador de la metodología Mindfulness Basado en la Tradicion Budista (MBTB).
Fotografías del autor.

Cuatro actitudes básicas.

A la hora de abordar una sesión de zazen es importante cultivar cuatro actitudes básicas:

1.  Actitud corporal. La posición corporal debe combinar dos aspectos: estabilidad y vigilia. La postura de zazen en loto o en semiloto es la que obtiene el mejor resultado de la relación estabilidad-vigilia. En cualquier caso, es fundamental que la postura te permita permanecer inmóvil y atento el mayor tiempo posible. A esto se le llama estabilidad.
2.   Actitud emocional. No te apeges ni rechaces emocionalmente ningún contenido de los que aparecen en tu campo de conciencia. Acepta cada sensación, emoción o pensamiento tal y como es, sin elegir ni rechazar. Si aparece en ti el apego o el rechazo, toma conciencia de que el apego o el rechazo ha surgido en ti y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama ecuanimidad.
3.   Actitud mental. No tomes partido ni por ni contra nada, sea lo que sea. No juzgues tus propios sentimientos, sensaciones o pensamientos. No digas: "Esto está bien, esto está mal". Si aparecen juicios y valoraciones en tu mente, toma conciencia de los juicios y valoraciones que han surgido y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama objetividad.
4.   Actitud espiritual. No huyas ni persigas nada, sea lo que sea. No quieras alcanzar nada ni liberarte de nada, sea lo que sea. Simplemente quédate ahí, observando, aceptando que cada cosa es lo que es en este momento. A esto se le llama apertura interior.


Efectos de la meditación zen.

No emprendas la práctica de zazen buscando resultados inmediatos. La meditación no es una máquina expendedora de refrescos. Enfócate en el presente y olvida el pasado y el futuro. Si continuas practicando cada día con perseverancia, sus efectos irán apareciendo sutil y paulatinamente. Entre ellos cabe destacar:

Despertar. Las conciencias sensoriales se agudizan. El nivel de atención aumenta. La conciencia de los actos, palabras, pensamientos y sentimientos se vuelve clara. Esto hace que la mente en general pueda permanecer en un estado de despertar óptimo.

Integración. Se reduce la tensión generada por las contradicciones. Las parejas de opuestos (cuerpo-mente, yo-otros, bien-mal, amor-odio) comienzan a trabajar en sincronicidad armónica.

Integridad. La armonización de las contradicciones y el estado de despertar  te ayudarán a sentirte íntegro y total en tus acciones, palabras y pensamientos. Eres lo que eres y en cada momento estás haciendo lo que estás haciendo, plenamente, con la totalidad de ti mismo.

Centramiento. La integridad contigo mismo y en ti mismo te permitirá permanecer en todo momento centrado en tu propio eje, tanto física como emocional y mentalmente. Aunque todo se mueva dentro de ti y/o a tu alrededor,  sabrás encontrar el centro inmóvil y morar en él con calma.

Apertura. La firmeza interior generada por el profundo centramiento al que induce zazen te permitirá abrirte al mundo sin miedo y, al entrar en contacto con él, podrás tomar conciencia del dolor y del sufrimiento de los demás seres vivientes, así como de la gran oportunidad que es la vida humana.

Libros de interés

Taisen Deshimaru
"La práctica del Zen" (De. Kairós)

Philip Kapleau
"El Despertar del Zen en Occidente" (Ed. Kairós).

Sekida, Katsuki
"Zazen" (Ed. Kairós)

Dokushô Villalba
¿Qué es el Zen? (Ed. Miraguano)

Dokushô Villalba
"Fluyendo en el presente eterno" (Ed. Miraguano)


Contacto:

Dokushô Villalba
Comunidad Budista Soto Zen
Monasterio Zen Luz Serena
46356 Casas del Río
Valencia
Telf. 96.230.10.55