Las Tres Vigilias
Primera vigilia
El
aire se aclaró y quedó en calma. La luna llena se alzó en el cielo y brilló
suavemente. El bodhisattva, inmóvil, entró en el primer nivel de meditación. La
noche era extremadamente silenciosa, como si ni los insectos se atrevieran a
hacer ruido. A medida que la luna continuaba ascendiendo, la compostura del
bodhisattva se hacía más profunda y uno por uno dominó los niveles de
meditación hasta llegar al cuarto. Su concentración era brillante y sin tacha,
total y equilibrada. Seguidamente, con gran fe y confianza, renunció a la
vigilia y su mente entró sin esfuerzos en una gran claridad insondable, sin
contenido que la perturbara. Pero no llegó a ser prendido en ella. Con la mayor
claridad y ternura volvió a controlar su mente para desatar-el nudo del
nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Vio que la condición previa para la vejez, la enfermedad y la muerte es el nacimiento. Una vez que ocurre el nacimiento el resto sigue inevitablemente. Vio que la condición para el nacimiento radica en el proceso de llegar a entrar en movimiento; que la condición para esto es el afán de asirse a algo, el ansia de ser; la condición previa de esto último era el deseo; y la condición para el deseo son las sensaciones de felicidad, de sufrimiento o de indiferencia; y la condición de esto el contacto sensual; y la condición para el contacto sensual está en los campos de los sentidos; y la condición para los campos sensoriales, la excitación mente-cuerpo; y la condición para la mente-cuerpo, la conciencia. Vio que la mente y el cuerpo y la conciencia se condicionaban entre sí para producir un rudimentario sentido del yo. Vio que la condición para la conciencia eran los impulsos volitivos y, finalmente, que la condición para los impulsos volitivos era la ignorancia.
Con
todo esto vio que el proceso entero que terminaba en la vejez y la muerte
comenzaba cuando la inteligencia básica caía en el desconocimiento de su propia
naturaleza. De este modo la inteligencia que lo penetra todo se extravía y
busca convertirse en un yo.
Después
de esto, la claridad y la apertura de su mente se incrementaron aún más. En la
primera vigilia de la noche, su visión interior consiguió verse libre de todo
obstáculo. Esto se llama la apertura del ojo divino. Después volvió su atención
al pasado y pudo ver sus otras vidas incontables que se extendían a lo largo de
muchos eones y edades del mundo.
Segunda vigilia
En la segunda vigilia
de la noche, movido por la compasión, abrió su ojo de la sabiduría todavía algo
más y vio el espectáculo del universo entero como en un espejo inmaculado. Vio
como los seres nacían y morían de acuerdo con su karma, las leyes de causa y
efecto. Al ver que el nacimiento y la muerte ocurrían de acuerdo con la cadena
de la causalidad, el bodhisattva contempló las sendas cíclicas de todos los
seres. Vio a los desafortunados, a los exaltados y a los humildes siguiendo sus
diversos caminos. Vio cómo ignorantes y llenos de sufrimiento eran arrojados a
las tormentosas olas del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.
Tercera vigilia
En la tercera y última vigilia
de la noche se aplicó a sí mismo a la tarea de arrancar de raíz sus
sufrimientos de una vez para siempre. Había comprendido claramente cómo se
ponía en marcha la rueda de la dependencia en la cual cada estadio dimana de
una causa precedente, comenzando con la ignorancia. Y vio como los seres eran
arrastrados a ella por la poderosa fuerza motiva del karma. Su ojo divino buscó
los medios de liberación. Vio que con el cese del nacimiento dejarían de
existir la vejez y la muerte; con el cese del deseo de ser no habría
nacimiento; con el cese del anhelo, no habría deseo de ser... y así
sucesivamente hasta llegar a la secuencia de la ignorancia, principio de la causalidad.
Vio el sufrimiento, la causa del sufrimiento, el cese del sufrimiento y
finalmente, también, el camino de ese cesar.
Gran Despertar
Al término de la tercera vigilia,
con las primeras luces del alba, el bodhisattva se vio a sí mismo a través de
los últimos restos de ignorancia. Con esto obtuvo la completa y total
iluminación y se convirtió en Buda. Las primeras palabras que llegaron a él
fueron éstas:
Buscando al Arquitecto pero sin
encontrarlo
viajé por la esfera de incontables
nacimientos:
¡Oh, qué doloroso es nacer una y otra
vez eternamente!
Arquitecto, ahora que has sido visto
no debes construir la casa de nuevo.
Tus vigas han sido rotas;
tu parhilera también se ha derrumbado.
Mi mente ha logrado ya el informe
nirvana
y alcanzado el final de todo tipo de
anhelos.
Después
pensó: «He alcanzado el no volver a nacer. Mi liberación es irrebatible. Éste
es mi último nacimiento. No habrá reencarnación del ser.»
Petición
del dios Sahampati
Tras
el momento de la iluminación Buda continuó meditando junto al Árbol de Bo o
Árbol Bodhi (Iluminación) y a continuación en varios otros lugares de la
vecindad. Pasado un tiempo consideró si debía enseñar el Dharma a otros. «Es
demasiado profundo y difícil para ser enseñado», pensó. «Choca demasiado con el
grado del engaño obstinado y que lo penetra todo. Un mundo tan totalmente
dominado por el compromiso, tan acostumbrado a vivir en el placer y la
agresión, tiene demasiado polvo en los ojos para estar en condiciones de
percibir la verdad que se oculta tras todo eso.» Así, el Bendito decidió que no
enseñaría. Guardaría silencio.
El
dios Sahampati tomó conciencia de la decisión de Buda. Se le apareció al
Bendito y con las palmas de las manos juntas le suplicó, en nombre de todos los
seres, que «girara la rueda del Dharma». Alegó que había muchos auténticos
buscadores de la verdad con poco polvo en sus ojos. Éstos estarían en
condiciones de percibir el Dharma en su sutileza y profundidad.
-Sólo
si enseñas -le dijo- liberarás a incontables seres del ciclo del sufrimiento.
Al
ser suplicado de ese modo, Buda se vio movido por la compasión. Accedió a la
petición del dios, guardando silencio, pero cuando Sahampati supo que había
sido oído le hizo una reverencia y se marchó.
Fuente
del texto: Samuel Belcholz y Sherab Chödzin Kohn. La Senda del Buda. Introducción al Budismo. Colección Documento,
ed. Planeta S. A., Barcelona 1994, I.S.B.N.: 84-08-01071-9.
La noche
del Despertar
Miércoles
8 Diciembre
Esta madrugada tendrá lugar en el templo zen Luz Serena una vigilia de meditación zen en memoria de la Iluminación del Buda Sakiamuni. Estos son los horarios:
Primera vigilia
00:00 Zazen
30
00:30 Kin
Hin 15
00:45 Zazen
30
01:15 Kin
Hin 15
01:30 Zazen
30
02:00 Kin
Hin 15
02:15 Zazen 30
02:45 Kin
Hin 15
Segunda vigilia
03:00 Zazen 30
03:30 Kin
Hin 15
03:45 Zazen 30
04:15 Kin
Hin 15
04:30 Zazen 30
05:00 Kin
Hin 15
05:15 Zazen 30
05:45 Kin
Hin 15
Tercera vigilia
06:00 Zazen 30
06:30 Kin
Hin 15
06:45 Zazen 30
07:00 Kin
Hin 15
07:15 Zazen 30
07:45 Kin
Hin 15
08:00 Zazen 30
08:30 Descanso
09:30 Ceremonia
por la Iluminación del Buda Sakiamuni
Dentro del sin sentido y duermevela general,es una esperanza para el Ser Humano esta visión. La Sed de Ser como origen, nos arrebata.
ResponderEliminarCon agradecimiento,en gashô