Autor del libro “Zen en la plaza del mercado”, Aguilar, 2008)publicada por Natalio Blanco, en Cambio 16, el 14 de abril de 2008.
Monje budista zen. Introdujo en España las enseñanzas de la escuela soto zen japonesa. Sus estudios sobre meditación zen son un referente en la difusión de esta práctica. Nació en Utrera (Sevilla) en el seno de una familia jornalera y en París estudió junto al maestro Taisen Deshimaru.
La corriente zen llegó a Occidente en la segunda mitad del siglo XX y desde entonces no ha parado de crecer y sumar adeptos. Pasó de ser conocida sólo por intelectuales y artistas a ser disfrutada por una cada vez más numerosa comunidad de seguidores. En Zen en la plaza del mercado (Aguilar) este reputado monje budista aporta muchas de las claves históricas y prácticas de esta corriente espiritual para que la meditación zen no tenga secretos para nadie y pase a ser una poderosa herramienta que nos ayude a comprender mejor el conflictivo y contradictorio mundo que nos ha tocado vivir, marcado por una potente y nueva religión: el dios Mercado y la diosa Globalización.
¿Por qué un título tan peculiar como Zen en la plaza del mercado?
Existe un texto clásico en la tradición zen que se llama “La doma del buey o las diez etapas del despertar”. La novena etapa es la experiencia cumbre del despertar espiritual, pero ahí no acaba todo. La décima etapa se conoce como “el retorno a la plaza del mercado”, es decir, el retorno a la vida cotidiana con las personas comunes. Esto quiere decir que, para el Zen, la más alta espiritualidad no es la que vive en la cima de la montaña o en la soledad del retiro, sino en medio del bullicio y de las actividades de la vida cotidiana. En este libro, después de exponer la historia, el fondo y la forma de la práctica de la meditación zen, después de conducir al lector o a la lectora por un viaje virtual hasta la experiencia del Despertar, retorno a las circunstancias cotidianas de cualquier ciudadano del siglo XXI, a la plaza del mercado. Y ahí describo el fenómeno cultural, social, político y económico que mayor influencia está teniendo en los tiempos modernos: la religión del mercado, un nuevo sistema de creencias en la que el Dinero es el nuevo Dios y la producción y el consumo exacerbados el nuevo rito religioso. En este libro, como Jonás, me adentro en las entrañas de la ballena.
Hoy día, todo lo que suene a zen tiene ganado el “cielo” del éxito editorial, aunque ¿no cree que hay demasiado aprovechado que vende “humo”?
La palabra zen ha sido puesta de moda. En una de mis conferencias una persona me preguntó si podría describirle en qué consiste el “orgasmo zen” del que había leído algo en una de esas revistas de usar y tirar. Se está produciendo un uso abusivo y depravado del término zen. Algunos expertos en publicidad y en marketing no dudan en utilizar el mismo útero de la madre que los parió si con ello consiguen enganchar a los consumidores. Por eso encontramos ipod zen, champú zen, gimnasios zen, cubertería zen… Lo mismo sucede en el mundo editorial. Todo el mundo quiere subirse al carro del vencedor y si la palabra zen está de moda, todos la usan para aumentar sus beneficios. Llevo veinticinco años publicando libros sobre el zen, pero si le preguntas a un transeúnte qué es el zen te dirá que uno de los últimos modelos de ipod. Este es un signo más de la cultura de la banalización que sufrimos. Por ello me alegro mucho de que una gran editorial como Aguilar haya roto una lanza al publicar una obra como la mía, que presenta fielmente la esencia de la tradición zen y las profundas repercusiones sociales, culturales y religiosas que el zen está tendiendo y tendrá cada vez más en occidente.
¿Es la respiración el tesoro más preciado para la meditación?
La respiración es el tesoro más preciado para la vida. Puedes vivir varias semanas sin comer y varios días sin beber, pero no más de unos pocos segundos sin respirar. Por ello, nuestra mayor riqueza personal es la respiración. Paradójicamente contaminamos el aire que respiramos en la búsqueda alocada de una riqueza abstracta que, finalmente, no nos hace más felices sino más ansiosos. La meditación zen consiste en sentarse y sentirse, tomar conciencia de la propia respiración, que es como decir tomar conciencia del maravilloso milagro de estar vivo. La concentración sobre la respiración ha sido desde la antigüedad, y en todas las tradiciones espirituales, la puerta principal para acceder a estados de conciencias expandidos, caracterizados por una calma profunda y por una visión amplia de la realidad que somos y en la que somos. Por el contrario, el sistema de vida que nos impone la religión del mercado nos aleja de lo esencial haciéndonos correr detrás de cosas superfluas.
En esta obra realiza una encendida crítica a la sociedad actual por su culto al dinero como fin en sí mismo. ¿Es inevitable esta tendencia en el mundo que nos ha tocado vivir?
No, no es inevitable sino algo perfectamente evitable. Esta tendencia obedece a intereses creados. Quien controla el flujo y el valor del dinero controla la población y tiene el poder de marcar las tendencias sociales. Pocos son los que saben que la Reserva Federal Norteamericana y muchos bancos centrales son entidades privadas, no sujetas al control democrático sino, más bien al contrario, las que imponen las líneas de actuación a los gobiernos elegidos democráticamente. Los dirigentes y defensores de la religión del mercado quieren hacernos creer que el actual sistema económico neoliberal es el orden natural del mundo, cuando en realidad es una ideología y un sistema perfectamente planificado por un grupo de poder muy reducido. Como dijo Nicholas Murray Butler, presidente de la Pilgrim Socity y miembro del Council on Foreing Relations : "El mundo se divide en tres categorías de gente: un grupo muy pequeño decide los acontecimientos que deben producirse; un grupo más extenso se encarga de que dichos acontecimientos se produzcan y, por último, una vasta mayoría que nunca sabe lo que realmente está sucediendo”.
Así que quieren hacernos creer que este es el único mundo posible, pero afortunadamente somos cada vez más los que creemos y sabemos que otro mundo es posible. El dinero es sólo un medio de transacción comercial, no un fin en sí mismo ya que el dinero en sí mismo no se puede comer, ni da calor ni protege del frío.
En la sociedad de la opulencia la insatisfacción personal va ‘in crescendo’. ¿Puede la meditación zen por sí misma invertir esta realidad?
La meditación zen no es una varita mágica que pueda solucionar instantáneamente los males del siglo. La crisis actual es tan compleja e implica tantas interrelaciones que sólo puede ser abordada desde una perspectiva multidisciplinar. La práctica de la meditación zen ayuda a tomar conciencia de que la felicidad global, tanto individual como colectiva, no puede ser alcanzada sólo a través de parámetros economicistas o materialistas. De lo que se trata sobre todo es de una crisis espiritual y existencial cuya solución pasa por reconsiderar la naturaleza de la existencia humana y su función en el concierto universal. Necesitamos una nueva revolución copernicana en la que el ser humano se sitúe en la posición que le corresponde en relación a los demás seres vivos, esto es, necesitamos pasar de una visión egocéntrica o etnocéntrica a una visión mundicéntrica. En esto, la meditación zen puede jugar una función importante porque ayuda a los individuos a desidentificarse de las auto-imágenes adquiridas por el condicionamiento social y cultural y les permite abrirse a una visión más amplia y abarcadora.
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