-Presenta ahora su libro «Zen en la plaza del mercado» (Aguilar). No me diga que también ha subido el kilo de zen...
-No. El zen no tiene precio, viene al mercado para decir que no puede ser medido por el dinero, como todo lo verdaderamente valioso.
-Define el zen como una experiencia o práctica que nos lleva al despertar de la conciencia a través de la meditación...
-Es que estamos dormidos en el sueño del consumo y del crecimiento ilimitado. Y vamos a tener que despertar, porque no es ilimitado.
-Despertar es rechazar la deificación del dinero, el consumismo, la contaminación...El zen dice lo mismo que otras filosofías y religiones.
-Celebro
-Escribe: «Esto
-Que estamos siendo ordeñados como vacas en una granja.
-Me lo temía. ¿Y quién cree que nos estruja las ubres?
-La religión del mercado a través de la publicidad y el marketing: nos crean deseos innecesarios. Yo no estoy en contra del dinero como medio, pero sí contra el dinero como un fin. El mercado lo convierte en dios.
-Nada. El zen no sirve para nada.
-Vaya, ahora que me estaba animando...
-Sólo cuando no buscamos nada encontramos lo que necesitamos.
-El zen, dice, da las claves para comprender y sanar el malestar existencial en la era de la globalización...
-La clave fundamental: volver a la simplicidad, reducir los deseos.
-El Dalai Lama quiere que sus fieles voten si debe reencarnarse. ¿Estamos ante la democratización de la reencarnación, del Más Allá?
-Ni idea. El budismo tibetano no tiene nada que ver con el budismo zen. Nosotros no trabajamos mucho la reencarnación.
-El zen no promete paraísos ni amenaza con infiernos. ¿Qué promete?
-Nada. Enseña sin miedo ni esperanza. Aquí está el paraíso y el infierno, depende de la actitud de nuestra mente. Paraíso e infierno están separados sólo por el grosor de un cabello.
-¿El zen es la religión de los que no tienen o no quieren religión?
-El zen no trabaja con la hipótesis de Dios, el zen es neutral. Caben todos.
-Pues no sé. ¿Lo dicen por la calma que manifiesta, por la tolerancia, por su sonrisa? No veo nada zen en la sonrisa del presidente. Ahora se utiliza el zen para cualquier cosa, hay un uso abusivo del zen. Todo es zen. Es chic.
-¿Cómo serían las campañas electorales si los políticos practicaran el zen?
-Hablarían menos y harían más. Predicarían la vuelta a la sobriedad.
-Últimas palabras de Buda: «Finalmente todo perece. No perdáis vuestro tiempo. Dedicad vuestra energía a la búsqueda de la Vía».
-La Vía es la forma de vida que permite vivir feliz en armonía con los seres humanos y
-Creo que Gallardón prefiere la Gran Vía...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar