viernes, 18 de abril de 2008

Como pollos en una granja



















Entrevista a Dokushô Villalba de Javier Estrada para la revista Plácet.

Maestro budista zen y español, de Utrera, Dokushô Villalba habla tranquilo y seguro, viste hábito de monje en plena Gran Vía y tiene una mirada serena y amable conversación cuando nos habla del libro que ha escrito. En su discurso tiene claro que la forma de vida creada por Occidente no se puede universalizar y que el consumo es una alucinación que no nos hará felices. Dice también que su experiencia zen es el camino.

¿Quién es usted?

Nací en Utrera (Sevilla), soy hijo de jornaleros andaluces, estudiante de Magisterio y con muchos años de trabajo en la lucha social y política en los barrios más marginados a mis espaldas.

¿Cómo llegó hasta el zen?

Fue tras un momento de crisis existencial en el que me di cuenta de que los valores de la lucha política no tenían la profundidad que yo requería. En esa época el mundo se dividía entre ricos y pobres, entre malos y buenos. Pero me di cuenta que unos y otros sufrían y que los seres humanos somos muy infelices. Yo tenía poco más de veinte años y cayó en mis manos un libro sobre budismo y ahí encuentro muchas respuestas y comencé a meditar y a experimentar.

Y ¿qué es el zen?

El zen no es una filosofía, no es fruto de la elucubración, no es una ideología ni un sistema dogmático de creencias. Es una experiencia vital y existencial que tiene como base la práctica de la meditación.

¿Qué le parecen los valores de las sociedades occidentales como la nuestra?

El dinero es hoy el dios al que todo el mundo adora y el mercado es la religión universal. Las religiones han pasado ser algo así como folclórico y residual en cuanto a su influencia. Y el rito de expiación actual es la producción y el consumo, y la creencia universal es en el progreso entendido como crecimiento ilimitado en el que todas las necesidades materiales puedan ser satisfechas. Hoy no hay más horizonte que el “produce y consume”.

¿Y cómo tenemos o cuidamos el espíritu y la felicidad?

La religión del mercado se basa en un error cognitivo, en una ilusión mental que es pensar y creer que el anhelo de felicidad puede ser satisfecho consumiendo bienes materiales o acumulando riqueza. Y eso es un error de bulto, una alucinación que sujeta un sistema en el que la sociedad es considerada como una granja de pollos donde a través de la estimulación del deseo, la gente entra en el engranaje del consumo para rendir plusvalía y beneficios materiales a una serie de clases privilegiadas.

¿Qué es la felicidad y cómo propone alcanzarla?

La felicidad no es un estado estático. Es un equilibrio dinámico. El estado de felicidad es un estado de autorregulación interior, además de armonía y sincronización con el medio ambiente. Desde este punto de vista tenemos que saber cuáles son nuestras necesidades reales y no seguir las necesidades creadas, que lo único que hacen es enajenarnos.

¿Qué propone el zen para ayudarnos a ser más felices?

El zen propone: “siéntate y siéntete”. No se trata de creer en nada, sino de sentirse a uno mismo. Toma contacto profundo contigo mismo. Hoy sacrificamos la felicidad emocional por tener acceso a bienes de consumo y así es cuando somos desgraciados.

¿A quien recomienda este libro?

A personas de entre 30 y 50 años. Aunque la meditación zen no es intelectual, es una pura toma de contacto contigo mismo. Es un libro para personas que han vivido, que han conseguido más o menos lo que querían pero que se siguen sintiendo vacíos; ¿por qué?, ¿qué ha fallado? Aquí están las respuestas.

¿Quién ganará Oriente u Occidente, zen o mercado?

La cultura occidental se ha basado en la observación del mundo externo y la cultura oriental se ha concentrado en el cultivo interior. La colonización fue un enorme trauma para Oriente y la reacción de defensa fue acercarse a Occidente para conocer y hacerse más fuerte que el enemigo. La globalización es inevitable y positiva pero sólo hay libertad para los capitales y la información y no está al servicio de la humanidad. Quien reparta equitativamente la riqueza y logre un crecimiento justo ganará.

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