miércoles, 12 de agosto de 2015

El Océano Interior. Guía fácil para la meditación zen



La segunda mitad del siglo XX ha sido testigo de la llegada de las tradiciones espirituales orientales a Occidente, entre ellas el Budismo Zen con su practica básica, la meditación zazen. Actualmente se cuentan por centenares los centros de meditación zen en Estados Unidos, Canadá y Europa. También en España se observa un crecimiento progresivo de centros zen y de personas que lo practican. La práctica de la meditación zen está formando cada vez mas parte de nuestras costumbres. Sin lugar a dudas, este hecho está siendo muy positivo y tendrá una influencia cada vez mayor en nuestra manera de ser y de percibir la realidad.

Este artículo fue publicado hace unos doce años en la revista ‘Cuerpomente’.

El jardín secreto

Nuestra mente es a menudo parecida a un océano agitado en el que continuamente se agitan las olas de su actividad incesante: emociones contradictorias, pensamientos variados, sensaciones, expectativas, etc. La sociedad de consumo que sufrimos dirige nuestra atención hacia la realidad externa, en pos de la adquisición de bienes y de información. La industria del deseo excita nuestras ansias mostrándonos una zanahoria ilusoria magníficamente presentada por las agencias de publicidad. De esta manera la noria de nuestros días va girando y girando, año tras año, al mismo tiempo que la serenidad interior y el verdadero estado de felicidad se alejan cada vez más de nosotros.


En contraste, nuestro mundo interno permanece en la sombra. Nuestra mente es también como un jardín secreto abandonado en el que las zarzas y las malas hierbas, -los pensamientos obsesivos, las emociones perturbadoras, etc.-, crecen por doquier. Resultado de ello es un estado mental y emocional confuso, agitado, en definitiva, insatisfactorio. Sentimos malestar pero no sabemos lo que nos pasa. "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa", decía Ortega y Gasset. Para saber lo que nos pasa no tenemos más remedio que mirar dentro de nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos, hacernos íntimos con nosotros mismos, clarificar nuestras aspiraciones, simplificar nuestros deseos y encontrar el verdadero propósito de nuestra existencia. Esta es la mirada interna, el gran regalo que la meditación tiene reservado para cada uno de nosotros.

Generando calma mental

Zazen, la meditación zen, es una práctica espiritual muy antigua que fue actualizada y utilizada por el Buddha Sakiamuni como vía de acceso a un estado existencial caracterizado por una profunda serenidad y una lucidez aguda, gracias a las cuales pudo realizar la verdadera naturaleza de la existencia y liberarse así de las falsas representaciones creadas por la mente ilusoria.


Veamos en qué consiste una sesión de zazen. La agitación mental viene dada por la dispersión (desenfoque) de la atención. Lo primero que tenemos que hacer al comenzar una sesión de zazen es, pues, calmar la agitación mediante la concentración (enfoque) de la atención. Para ello, en primer lugar, enfocamos la atención sobre la postura corporal. Creamos una base corporal sólida doblando las piernas en loto o en medio loto, de forma que las dos rodillas en contacto con el suelo y las nalgas en contacto con el zafu (cojín para zazen) formen una base estable sobre la que pueda erguirse el tronco. Estiramos bien la columna vertebral. Relajamos los hombros. La cabeza permanece justo sobre los hombros, sin inclinarse hacia delante, detrás, izquierda o derecha. Dejamos caer los brazos a lo largo del cuerpo y disponemos la mano izquierda sobre la mano derecha, ambas pegadas al bajo vientre.

Una vez que nos hemos cerciorado de que la postura corporal es correcta y equilibrada, enfocamos la atención sobre la respiración. Enfocar la respiración sobre la respiración no quiere decir "controlar" la respiración. La respiración no necesita ser controlada. Sucede por ella misma. La inspiración sucede a la espiración y ésta a la inspiración siguiendo un ciclo natural en el que la voluntad de manipular sobra. Simplemente permanece atento a la respiración como si tu atención fuera un corcho que flota sobre las olas de la inspiración y de la espiración. Eso sí, no dejes que tu atención sea atraída por nada que no sea la respiración. No luches contra las distracciones. Simplemente enfócate con determinación sobre la respiración. De esta forma, naturalmente, automáticamente, inconscientemente, tu actividad mental se calmará.

Nadando en las aguas cristalinas

Cuando la superficie del agua de la mente está agitada es imposible observar el fondo. Todo se vuelve confuso. Sin embargo, cuando la superficie se ha calmado entonces puedes observar claramente el fondo y sus contenidos.


Una vez que sientas que tu mente se ha aquietado gracias a la concentración sobre la respiración, puedes abrir el campo de la atención gracias a la observación. Los principiantes deben ser muy cautelosos a la hora de pasar a la observación y deben asegurarse de que el nivel de concentración, o quietud, no sufre mengua.

Puedes enfocar tu atención sobre las sensaciones: corporales, visuales, auditivas, gustativas, olfativas y tomar conciencia (observar) de cada una de ellas. Aquí debes tener mucho cuidado. ¿Por qué? Por lo general, la mente tenderá automáticamente a catalogar las sensaciones como agradables, desagradables y neutras. Las sensaciones agradables generarán automáticamente una actitud emocional de apego, las desagradables de rechazo y las neutra de indiferencias. Cuando una ola se levanta, otras muchas la siguen inmediatamente y de esta forma puedes encontrarte de pronto en un mar agitado, zarandeado por las olas del apego y del rechazo.

La observación sólo puede tener lugar desde la ecuanimidad de la concentración. Si sientes que estás perdiendo la ecuanimidad, debes abandonar inmediatamente la observación y volver a enfocar tu atención sólo en la respiración, de forma que la concentración y la quietud que la acompañan sean reforzadas. La concentración (ecuanimidad) es el submarino mono-plaza que proporciona la protección necesaria para explorar (observar) la riquísima fauna y flora de nuestra conciencia, sin peligros.

Observando el color de las lentes

Si tu concentración es notable y durante un espacio de tiempo aceptable has estado explorando la riqueza de la actividad sensorial de tu mente, puedes dar un paso más y enfocar tu atención en tus actitudes emocionales. La amplia gama de emociones que los seres humanos somos capaces de experimentar tiene tres raíces principales: el rechazo y toda su familia (aversión, odio, antipatía, malevolencia, etc); el apego y toda su familia (aferramiento, simpatía, identificación, etc.) y la indiferencia y toda su familia (desinterés, etc.). Como se ha dicho ya, el rechazo suele acompañar a las sensaciones y pensamientos que la mente considera desagradables. El apego viene acompañando a las sensaciones y pensamientos considerados agradables y la indiferencia acompaña a las sensaciones y pensamientos considerados neutros.

Observar las actitudes emocionales a través de las cuales percibimos la realidad es una práctica sutil y difícil que necesita una cierta experiencia y un poder considerable de ecuanimidad. Se trata de tomar conciencia del color de las lentes a través de las cuales percibimos la realidad y, en la mayoría de los casos, una mente no entrenada es incapaz de discernir la realidad objetiva de su percepción subjetiva. Gracias a la práctica de la observación de las actitudes emocionales, la mente misma puede verse a sí misma con mayor objetividad y liberarse de las lentes coloreadas o, al menos, tomar conciencia del color (la deformación) a través del cual está percibiendo. Esta práctica genera una mayor ecuanimidad emocional y libera a la mente del penduleo extremo entre el apego ciego y el rechazo visceral.

Observando el observador

Si tu práctica de zazen evoluciona naturalmente a lo largo del tiempo, tarde o temprano te enfrentarás a la paradoja del observador observado. ¿Quién es el que observa? O mejor aún, ¿desde dónde parte la observación? Lo observado depende del punto de vista desde el que se observa. Según el punto desde el que parte la observación, la realidad observada será una u otra. En este nivel de zazen, puedes tomar conciencia de los contenidos mentales (programas, metaprogramas, sintaxis, etc.) o presupuestos inconscientes desde los que parten tu observación de la realidad que estás experimentando. Al tomar conciencia de ellos puedes darte cuenta al mismo tiempo hasta qué punto te sientes identificado (apegado) con ellos. Si, gracias a una observación ecuánime, permites que esa identificación emocional se disuelva, esos metaprogramas cognitivos perderán consistencia y podrás liberarte de ellos. De esta forma, al cambiar los presupuestos de tu observación, una nueva realidad aparecerá ante tus ojos.

Una vez en este punto, ya no podemos decir a ciencia cierta si es el observador el que observa la realidad o es la realidad la que observa al observador. Como decía Alan Watts, te experimentas a ti mismo "como una abertura a través de la cual el universo se observa a sí mismo". En palabras de un maestro zen:

"Miro la flor
Y la flor se ve a si misma
a través de mí.
La flor me mira
Y me veo a mis mismo
A través de ella".

Más allá del observador y de lo observado

Tu conciencia (la conciencia que el mundo toma de sí mismo a través de ti) no es tuya. Carece de propietario. Su naturaleza es su propia luz, gracias a la cual la realidad es lo que es en cada momento. Si has llegado hasta aquí tu mente iluminada verá que las cosas son lo que son y las aceptarás plenamente tal y como son. Si no has llegado hasta aquí, las cosas son lo que son aunque no lo veas ni lo aceptes.

Luz y sombra

Si te has sentado en zazen buscando la luz del espíritu no te extrañes si te encuentras de frente con tus propias sombras, con los aspectos más recónditos de tu inconsciente que permanecen ocultos a tu propia conciencia ordinaria. Un viejo maestro zen dijo: "La luz existe en la oscuridad, no veas sólo oscuridad. La oscuridad existe en la luz, no veas sólo luz. Luz y oscuridad depende la una de la otra como el paso de la pierna izquierda depende del paso de la pierna derecha". La toma de consciencia de tu propia oscuridad y la aceptación de la misma son requisitos básicos para comenzar a poner un poco de luz en la sombra. De la misma manera que el reconocimiento de la propia ignorancia es el comienzo del camino hacia la sabiduría, el reconocimiento de la propia sombra es el comienzo del camino hacia la claridad. Cuida de no caer en actitudes extremas: no creas que por haber clarificado un par de cosas ya lo has clarificado todo, no creas que por que has encontrado zonas oscuras, toda tu mente es oscuridad. La oscuridad existe gracias a la luz que la percibe. Como decía el maestro Kodo Sawaki: "La oscuridad de la sombra del pino depende de la claridad de la luna".

La guía y el guía

Esta guía para la meditación zen es como un pequeño mapa introductorio. No pienses que con él podrás iniciarte a la práctica de la meditación zen. Las instrucciones directas de un maestro zen son imprescindibles. La meditación zen es mucho más que una técnica de meditación y ni siquiera un grueso manual puede suplir la enseñanza directa de un maestro zen, de persona a persona, de corazón a corazón. El secreto de zazen no está tanto en la técnica como en la actitud (ética) con la que se practica.

Dokushô Villalba
Maestro de meditación Zen, fundador y director espiritual de la Comunidad Budista Soto Zen española y del Monasterio Zen Luz Serena (Valencia, España), creador de la metodología Mindfulness Basado en la Tradicion Budista (MBTB).
Fotografías del autor.

Cuatro actitudes básicas.

A la hora de abordar una sesión de zazen es importante cultivar cuatro actitudes básicas:

1.  Actitud corporal. La posición corporal debe combinar dos aspectos: estabilidad y vigilia. La postura de zazen en loto o en semiloto es la que obtiene el mejor resultado de la relación estabilidad-vigilia. En cualquier caso, es fundamental que la postura te permita permanecer inmóvil y atento el mayor tiempo posible. A esto se le llama estabilidad.
2.   Actitud emocional. No te apeges ni rechaces emocionalmente ningún contenido de los que aparecen en tu campo de conciencia. Acepta cada sensación, emoción o pensamiento tal y como es, sin elegir ni rechazar. Si aparece en ti el apego o el rechazo, toma conciencia de que el apego o el rechazo ha surgido en ti y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama ecuanimidad.
3.   Actitud mental. No tomes partido ni por ni contra nada, sea lo que sea. No juzgues tus propios sentimientos, sensaciones o pensamientos. No digas: "Esto está bien, esto está mal". Si aparecen juicios y valoraciones en tu mente, toma conciencia de los juicios y valoraciones que han surgido y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le llama objetividad.
4.   Actitud espiritual. No huyas ni persigas nada, sea lo que sea. No quieras alcanzar nada ni liberarte de nada, sea lo que sea. Simplemente quédate ahí, observando, aceptando que cada cosa es lo que es en este momento. A esto se le llama apertura interior.


Efectos de la meditación zen.

No emprendas la práctica de zazen buscando resultados inmediatos. La meditación no es una máquina expendedora de refrescos. Enfócate en el presente y olvida el pasado y el futuro. Si continuas practicando cada día con perseverancia, sus efectos irán apareciendo sutil y paulatinamente. Entre ellos cabe destacar:

Despertar. Las conciencias sensoriales se agudizan. El nivel de atención aumenta. La conciencia de los actos, palabras, pensamientos y sentimientos se vuelve clara. Esto hace que la mente en general pueda permanecer en un estado de despertar óptimo.

Integración. Se reduce la tensión generada por las contradicciones. Las parejas de opuestos (cuerpo-mente, yo-otros, bien-mal, amor-odio) comienzan a trabajar en sincronicidad armónica.

Integridad. La armonización de las contradicciones y el estado de despertar  te ayudarán a sentirte íntegro y total en tus acciones, palabras y pensamientos. Eres lo que eres y en cada momento estás haciendo lo que estás haciendo, plenamente, con la totalidad de ti mismo.

Centramiento. La integridad contigo mismo y en ti mismo te permitirá permanecer en todo momento centrado en tu propio eje, tanto física como emocional y mentalmente. Aunque todo se mueva dentro de ti y/o a tu alrededor,  sabrás encontrar el centro inmóvil y morar en él con calma.

Apertura. La firmeza interior generada por el profundo centramiento al que induce zazen te permitirá abrirte al mundo sin miedo y, al entrar en contacto con él, podrás tomar conciencia del dolor y del sufrimiento de los demás seres vivientes, así como de la gran oportunidad que es la vida humana.

Libros de interés

Taisen Deshimaru
"La práctica del Zen" (De. Kairós)

Philip Kapleau
"El Despertar del Zen en Occidente" (Ed. Kairós).

Sekida, Katsuki
"Zazen" (Ed. Kairós)

Dokushô Villalba
¿Qué es el Zen? (Ed. Miraguano)

Dokushô Villalba
"Fluyendo en el presente eterno" (Ed. Miraguano)


Contacto:

Dokushô Villalba
Comunidad Budista Soto Zen
Monasterio Zen Luz Serena
46356 Casas del Río
Valencia
Telf. 96.230.10.55

martes, 14 de abril de 2015

ENTREVISTA EN VERDEMENTE

En el número del mes de abril, la revista VERDEMENTE publica una entrevista que me hizo el mes pasado.
Puedes verla aquí:




lunes, 9 de febrero de 2015

Entrevista a Dokushó Villalba en BALEARS FA CIENCIA

Entrevista al maestro zen Dokushó Villalba de Enric Culat en el programa de radio 'Balears fa Ciéncia', emitido el 24 enero 2015 en Palma de Mallorca. 
Se aborda a relación entre la ciencia y la meditación, efectos del mindfulness, etc. desde el punto de vista de las disciplinas neurocognitivas.

martes, 27 de enero de 2015

AUDIO: ¿Cómo surfear en las olas de la realidad cotidiana?



¿Cómo mantener el equilibrio interno en medio de la agitación de la propia mente y del movimiento continuo de las circunstancias externas? 

Conferencia impartida por el maestro zen Dokushó Villalba en en Centro Cultural de Sa Nostra, Palma de Mallorca, lunes 26 de enero del 2015. organizada por la Asociación Zen de Mallorca.
Presentaciones de Gloria García-Banda y Boro Miralles. 

viernes, 18 de abril de 2014

Entrevista al maestro zen Dokushô Villalba, para yogaenred.com

¿Cuáles son los puntos de contacto del Zen y del Yoga? ¿Y en qué difieren, sobre todo?

El zen es el corazón del budismo. El budismo nació en India, como el Yoga. Ambos tienen el tronco brahmánico como raíz común. El asceta Gotama estudió y practicó bajo la dirección de maestros saddhu que practicaban diversos tipos de yoga. Finalmente, después de pasar seis años con ellos, decidió buscar su propio camino de liberación a través de la meditación en la postura del loto.
Desde el punto de vista del camino espiritual (sadhana), el budismo comparte muchas prácticas con el yoga, tal y como fue enseñado por Patanjali en su Yoga sutra. Por ejemplo, tanto Buda como Patanjali practicaron ahimsa; la no violencia, satya, la veracidad, el no mentir; asteya, el no robar; brahmaçarya, el celibato; aparograja, el abandono de la vida familiar; esto dentro dell principio del yama. También coinciden en la importancia de la asana, la postura de meditación, que debe mantener la columna vertebral bien erecta y el cuerpo estable en una posición cómoda para la meditación; la práctica del pranayama tiene puntos en común con la práctica del anapanasati, o atención plena a la respiración; el pratihara, o frugalidad en la comida, enseñado por Patanjali tiene sus correspondencia en la frugalidad de los monjes budistas; dharana, o concentración de la mente, es también una práctica habitual en el budismo; y, por supuesto, los dos últimos preceptos de Patanjali, el dhyana y el samadhi, son también los pilares básicos de la meditación budista.
Aunque el budismo tiene su propia percepción de las prácticas descritas por Patanjali, ambas tradiciones tienen, obviamente, raíces comunes, y un propósito también compartido, a saber: la liberación del dolor y del sufrimiento que experimentamos los seres humanos debido a nuestra ignorancia.
A nivel filosófico, sin embargo, las divergencias son también evidentes. Todos los yogas forman parte del hinduismo, tradición que postula la existencia de un ‘yo espiritual’, o ‘alma’, llamado atman en sánscrito. Brahma es el dios o el poder creador para el hinduismo. La práctica del yoga tradicional tiene como propósito la unión del atman individual con el atman de Brahman. El Buda negó la existencia de este atman, de forma que anatman, el no-yo, fue uno de los principios de su dharma. Por otra parte, el Buda nunca quiso entrar en la afirmación o en la negación de un dios o poder sobrenatural, creador del mundo. Desde este punto de vista, el dharma del Buda es un camino que prescinde de la hipótesis de dios.

¿Hay peligro de dependencia y de huida de la realidad a través estas tradiciones espirituales?

Por supuesto que lo hay. Exactamente el mismo peligro que con cualquier otra cosa: el cine, la pareja, el trabajo, el ocio … El peligro no es inherente a lo que hacemos, sino que es algo que está presente, o no, en la actitud y en la intención con las que hacemos lo que hacemos.

Zen, yoga, meditación…  ¿De qué nos liberan? ¿Nos liberan de los egos espirituales?

El zen, el yoga, la meditación … son caminos de liberación. Siguen teniendo ese potencial porque fueron creados como herramientas de liberación. Ahora bien, como se dice en el zen, “este mundo ilusorio es el lugar en el que se pierden los insensatos y el lugar en el que se liberan los sabios”. El maestro zen Eihei Dôgen escribió: “están aquellos que se hacen ilusiones sobre su despertar, y están aquellos que se despiertan de sus ilusiones”.  De la misma manera que podemos usar el hierro para construir un arado o para fabricar un fusil, podemos usar estos caminos de liberación para liberarnos realmente o para enfangarnos aún más en el barro del ‘yo y lo mío’.

¿Cómo resolver esas contradicciones: afectos mundanos/desapego, placeres/austeridad, vivir solo en mí/vivir para otros…?

Esas contradicciones no son reales. Son construcciones conceptuales de una mente confusa. Cuando la mente se calma, la confusión cesa y las contradicciones desaparecen. ‘Yo’ y ‘tu’ son construcciones mentales. Yo no estoy separado de nada, y nada está separado de mi. ‘Yo’ soy ‘Eso’, se dice en el Advaita, y también en el Zen. Trabajar por el bien de uno mismo es lo mismo que trabajar por el bien de los demás, y viceversa. Deberíamos vivir sin hacer distinciones entre yo y los demás, buscando lo que es bueno tanto para mí como para los demás. Las contradicciones no pueden ser resueltas en los términos que ellas mismas plantean: deben ser trascendidas o disueltas.

¿Y si sabemos que estamos dormidos pero no queremos despertar  porque el sueño nos genera sinsabores pero también grandes placeres y satisfacciones?

Todos nos vemos confrontados en cada momento ante la decisión de tomar la píldora roja o la amarilla, como se vio en ‘Matrix’. Mientras creamos que en el ensueño podremos encontrar verdadera paz y felicidad, es obvio que optaremos por seguir dormidos. Pero cuando el sueño se resquebraja por todos los costados, ya no hay más opción que la de despertar.

¿Cómo sé si necesito  un maestro espiritual?

¿Cómo sabes si necesitas aire para respirar? Lo sabes y no lo sabes. Pero, aunque no lo sepas, respiras. Igual sucede con la necesidad de practicar y estudiar bajo la dirección de un maestro. No es algo que tú elijas necesitar o no. El hecho es que lo necesitas o no lo necesitas. Si sientes que no lo necesitas, lo buscas, Si no sientes la necesidad, no lo buscas. Aquel que siente la necesidad de un maestro puede que no comprenda a aquel otro que no la siente, y al revés. Lo que resulta ridículo es pensar que todo el mundo debe tener un maestro. Tan ridículo como pensar que nadie debe tener un maestro.
Sea como sea, la necesidad de tener un maestro es consecuencia de la necesidad de despertar. Si no quiero aprender a tocar la guitarra, no busco un maestro de guitarra.


¿Todos podemos ser maestros?

El budismo enseña que todos los seres poseemos la naturaleza de Buda, es decir, la plena potencialidad de vivir despiertos. Un maestro es alguien que ha alcanzado un cierto grado de despertar y, desde ahí, ayuda a despertar a los que están un poco menos despiertos. Al mismo tiempo, un buen maestro es un buen discípulo, es decir, alguien dispuesto a aprender de otro que esté más despierto que él.
Por lo tanto, todos podemos ser maestros, lo cual no quiere decir que ya lo seamos.

El amor, un concierto, un buen sillón, una copa de vino… ¿De qué depende que disfrutar de los sentidos te embrutezca o te refine, te arrastre o te eleve?

El Buda enseñó la Vía del Medio, la vía que evita los extremos. En su caso, pasó la primera parte de su vida sumido en los placeres sensuales y la segunda, entregado al ascetismo más inhumano. Por último, adoptó un modo de vida equilibrado entre los extremos del hedonismo y del ascetismo.
La vida es placer y dolor, tristeza y alegría. No debemos tener miedo de estar alegre cuando viene la alegría, ni de estar triste cuando viene la tristeza. Lo mismo sucede con el placer y el dolor. Es imposible experimentar un placer o un dolor permanentes. Por su propia naturaleza, ambas experiencias son efímeras: vienen y se van. Si cultivamos una actitud justa, si no caemos en el apego ni en el rechazo, podemos abrirnos tanto a la experiencia del dolor como a la del placer.

¿La luz de la consciencia lo corrige todo, endereza siempre los errores al iluminarlos?

La luz de la conciencia no hace nada, solo ilumina. No dice: esto es bueno, esto es malo; o esto es un error y esto otro un acierto. Es la mente la que discierne, la que anhela, la que rechaza, la que juzga. Y la mente es siempre fruto de condicionamientos familiares, sociales y culturales. La luz de la conciencia es la que nos permite ver las cosas como son. La mente es la que decide si está bien que sean así o deberían ser de otro modo. Esto no quiere decir que la luz de la conciencia sea la buena, y la mente, la mala. Simplemente cada una tiene su función.

¿Cómo saber si me estoy equivocando en mi camino espiritual?

En el zen se dice: “¿Quién va por buen camino y quien contracorriente? ¡Ni siquiera los cielos lo saben!”
Lo más importante es conectar con el radar interno. Todos tenemos una sabiduría innata, un instinto. Es importante confiar en sí mismo y seguir el propio instinto o la voz que nos habla en lo más profundo de nuestro corazón. Esta confianza básica es fundamental. Desgraciadamente, la educación que recibimos rompe esa confianza básica y nos convierte en personas dependientes de juicios o reconocimientos externos.
Todos vivimos momentos de confusión y desorientación. Es natural. En estos casos puede ayudar el confiar en otra persona, siempre y cuando no le demos el poder ni la responsabilidad de decidir por nosotros. Un verdadero maestro es aquel que te ayuda a entrar en contacto con tu propia sabiduría innata, no aquel que te vuelve dependiente de su sabiduría.
O también podemos detenernos, y esperar que la confusión y la desorientación desaparezcan.
No hay que tener miedo de los errores. Vivir es errar, avanzar tanteando, equivocar el rumbo y recuperarlo luego. Los errores que cometimos ayer pueden ser vistos como aciertos hoy, y a la inversa. Finalmente, lo que cuenta es la sinceridad del corazón con uno mismo y con los demás. La sinceridad es la vía del cielo, se dice en el zen.

La meditación zazen tiene fama de alta exigencia. ¿Exigencias y autoexigencias pueden ser necesarias y deseables?  ¿En qué supuestos?

El esfuerzo es necesario para cualquier cosa. Tenemos que desconfiar de las propuestas que nos lo prometen todo sin esfuerzo. La meditación zen es una de las más rigurosas y exactas que existen, por eso es tan eficaz. El entrenamiento corporal, emocional, psicológico y espiritual es imprescindible. La práctica de la cirugía, por ejemplo, requiere muchos años de estudio y de experiencia. Sería insensato ponerse en manos de un cirujano que no ha hecho el esfuerzo de formarse, de practicar, de estudiar…  Vivir es dar y recibir. La vida no da nada a quien nada da. El esfuerzo es dar de nosotros mismos al proceso de co-creación que está teniendo lugar a cada momento. Hasta para beber agua hay que hacer el esfuerzo de levantar el vaso …

¿Cómo  enseñar  a los demás a discernir y a elegir sin manipularlos y sin condicionarlos?

Este es el punto esencial de cualquier sistema educativo, como lo es el Zen. Todos estamos condicionados por el karma, la ley universal de la causa y del efecto y de las circunstancias. El Budismo Zen nos enseña a observar de cerca esta ley universal: si plantas cebollas, no esperes recoger ajos! Todos buscamos un estado de felicidad exento de dolor y de sufrimiento. El discernimiento básico consiste en tomar conciencia de qué es lo que nos lleva a este estado de felicidad y qué nos lleva al dolor y al sufrimiento, tanto a nosotros mismos como a los demás. Y a partir de esta toma de conciencia, hay que actuar en consecuencia.

¿Un retiro zen te puede cambiar la vida? ¿Qué hay de mito o realidad en ese potencial transformador? 

No sólo un retiro, sino una sola sesión de meditación zen puede cambiarte la vida. Esto fue lo que me pasó a mí cuando me senté la primera vez. Zazen, la meditación zen, es una práctica muy poderosa. Puede llegar a ser un aldabonazo interior. Pero esto siempre depende de cada persona. Algunas se levantan del cojín de meditación, salen corriendo y no vuelven a sentarse nunca más. Esto es algo que depende de las circunstancias internas de cada uno. La meditación zen es una excelente medicina para quien necesita la medicina de la meditación zen, como yo, por ejemplo.


¿De qué depende que en uno surja o no el deseo de transformar, de trascender?  ¿Qué enciende el fuego de la motivación?

Cada persona es distinta, su karma es diferente, sus circunstancias internas y externas varían. ¿Por qué una fruta madura antes que otra en el árbol? No obstante, la motivación surge generalmente de la conciencia de la impermanencia, es decir, del carácter efímero y transitorio de todas nuestras experiencias, y de la conciencia del dolor que acompaña siempre al apego y al rechazo. Mientras crea que la felicidad va a surgir exclusivamente de la satisfacción de los deseos materiales, emocionales y psicológicos,  uno va a vivir sólo para la satisfacción de tales deseos. Cuando una se da cuenta de que eso no basta, entonces busca otra dimensión de la existencia.
A veces, una situación muy dolorosa y traumática se convierte en el detonante de la búsqueda. En el caso del maestro Dôgen -que fue quien introdujo el budismo zen en Japón en el siglo XIII- su detonante fue ver morir a su madre cuando él tenía siete años, siendo ya huérfano de padre. Se dice que, viendo cómo las volutas del humo del incienso se desvanecían en la nada durante el funeral de su madre, tuvo una comprensión profunda del carácter insustancial y efímero de la existencia humana y, entonces, decidió dedicarse a la vida espiritual.

¿Zen para liberarnos del miedo a la muerte, a la soledad, a la incertidumbre?

Zen para liberarnos de nosotros mismos, de nuestra propia estupidez y ceguera. Zen para liberarnos del “yo-mí-me-conmigo”, como suelo decir. Cuando creemos que somos un yo aislado en un saco de huesos, surge inevitablemente el miedo a la muerte, el sentimiento de soledad y el pavor a la incertidumbre. La búsqueda de falsa seguridad y de autoafirmación es algo que siempre acompaña al yo aislado. Algunas tradiciones tratan de aliviar la angustia provocada por el miedo a la muerte afirmando una especie de vida eterna del yo. El Budismo Zen, por su parte, enseña y conduce a la experiencia de la inexistencia del yo: no somos un ser sino un siendo. Y este siendo ya venía siendo antes de que naciéramos y seguirá siendo después de que hayamos muerto. En lenguaje de la física cuántica, no somos una ínfima partícula perdida y aislada en medio de la infinitud del universo, sino una onda totalmente conectada con la totalidad. Como se decía en la película Samsara: ¿Cómo evitar que una gota de agua se evapore? ¡Arrojándola al océano!

¿Zen para enseñarnos a amar?

La meditación zen, bien entendida y practicada, es un acto de puro amor, el acto de amor por excelencia. Esto es, entrega incondicional y abandono de sí. Amar es hacerse uno con el objeto amado. Amar es la experiencia del no-dos. Cuando en meditación zen se produce el santo olvido de sí, en ese preciso momento, nos hacemos una con las montañas y con los valles y con los diez mil seres que pueblan la diez direcciones del universo. En la medida en la que esta experiencia se estabiliza en la conciencia, podemos seguir sintiendo así cuando nos levantamos del cojín de meditación: haciendo de comer, trabajando, conversando o haciendo el amor. Desde el punto de vista del Budismo Zen, el amor no es un sentimiento sino un estado de conciencia, es decir, un estado de despertar.

¿Cómo luchar contra el desencanto?

¿Por qué hay que luchar contra el desencanto? La naturaleza de las burbujas ilusorias no es otra que la de estallar y desvanecerse.  Despertarse significa dejar de dormir y de soñar. Nuestro proceso de maduración es la historia de nuestros desencantos. Tarde o temprano tenemos que aceptar el hecho de que los reyes magos no existen y que a los bebés no los trae una cigüeña desde París. El desencanto puede ser vivido como una experiencia negativa que nos sume en la depresión o como una experiencia positiva que nos ayuda a ser más realistas y tener una conciencia más clara y veraz de la realidad. Como decía el poeta León Felipe: “la cuna del hombre la mecen con cuentos, los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, el llanto del hombre lo taponan con cuentos, los huesos del hombre los entierran con cuentos, y el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos”. Desencantarse es desencuentarse, esto es, vivir sin cuentos.

¿Qué te queda de tu época de “concienciador social”?

No sé si alguna vez fui un “concienciador social”. Creo que más bien fui, y lo sigo siendo, alguien con conciencia del dolor y del sufrimiento de los demás y de la sociedad.  En la medida en la que vas despertando y saliendo del huevo del “yo-mí-me-conmigo”, vas dándote cuenta del mundo que te rodea, del mundo que eres. Y en ese mundo hay muchos seres humanos y no humanos que sufren mucho de muchas maneras. Despertar y compasión son inseparables. Despertar es abrirte al mundo y ser el mundo. Y compasión es sentir en ti mismo el dolor de los seres que viven en el mundo. Si el dolor de los demás es mi dolor, ¿cómo no voy a hacer todo lo posible para ayudarles a liberarse/nos de él?
No creo en la espiritualidad-ficción, esa especie de espiritualidad-burbuja-narcisista en la que, como decía Mecano, uno se monta el paraíso en su piso. Siento más bien como el poeta Gabriel Celaya:
“¿Hay que denunciarlo? El yo no existe. El yo es un encantamiento: un aparato fácilmente manejable al que todos nuestros muertos recurren para ser de algún modo; un sistema tan milagrosa y provisionalmente oscilante que un cambio atmosférico, una palabra que nos dicen en voz baja, una emoción, una droga —quizá una película de actualidad, seguramente mala, pero siempre impresionante— alteran hasta extremos imprevisibles. Y, sin embargo, aunque uno no es nada, debe responder de todo: del mundo entero y de todos los hombres secreta o patentemente latentes que fueron y han de venir, son ya en nosotros coleando o germinando. Porque todo —lo vivo y lo muerto, lo animado y lo inanimado, lo alto y lo bajo, lo futuro o fuera del tiempo y lo preciosamente efímero expuesto como un escándalo en los escaparates de lo instantáneo— está buscando en cada uno de nosotros su salvación, y está así haciéndonos ser como somos más de lo que sabemos, ser anteriores a nuestra historia y a nuestra conciencia, ser sin consecuencia previsible lo que cambiando hace como que se repite, pero es una invención permanente, ser por archiviejos o archinuevos más allá de nosotros mismos. Nuestras palabras y nuestros gestos, por minúsculos que parezcan, provocan alteraciones irrevocables en el curso general de lo existente”.

¿Cómo describirías hoy a Dokushô Villalba?


Siendo como soy y sintiéndome eso que llaman Dokushô Villalba, no tengo ninguna necesidad de describirlo. Siento que soy indescriptible. Como me decía mi abuela, que en paz descanse: “¡Eres lo que no hay en los escritos!”

Publicada en www.yogaenred.com
en abril 2014

miércoles, 16 de abril de 2014

“Budismo Zen: Veinticinco años en la Comunidad Valenciana”


El martes 6 de Mayo a las 19,30 horas tendrá lugar la presentación de las actividades programadas por el 25 Aniversario de la Fundación del Monasterio zen Luz Serena, en la sede del Club Diario de Levante, Valencia, Carrer dels Traginers, 7 (Polígono industrial Vara de Quart).
El acto comenzará con una conferencia impartida por el maestro Dokushô Villalba titulada “Budismo Zen: Veinticinco años en la Comunidad Valenciana”.
Después estáis invitados al pre-estreno de “Bodaishin”, un documental realizado por el director español Josam Casabona, que será estrenado en Requena el próximo día 15 de mayo.

Podéis consultar todas las actividades en la página web http://25aniversario.sotozen.es/

viernes, 7 de febrero de 2014

Mindful Encounters

Diálogos entre la Ciencia y el Mindfulness. 
Universidad Complutense de Madrid (CSEG)

Mindful Encounters es un proyecto de divulgación que tiene el objetivo de crear un dialogo entre las Ciencias y la Experiencia en Primera Persona; que ha sido desarrollada extraordinariamente en las “tradiciones contemplativas” y en particular en el Mindfulness.

Nirakara y el Centro Superior de Estudios de Gestión de la Universidad Complutense de Madrid, han creado un espacio donde albergar regularmente encuentros para el diálogo y la reflexión; se llevarán a cabo conferencias, workshops, mesas redondas y otros eventos -siempre abiertos y gratuitos- que tratarán de dar a conocer la creciente investigación en Mindfulness y Meditación; sus aplicaciones clínicas, su implicación social y personal y la aportación al paradigma científico, artístico y cultural.

“Los estados superiores de conciencia durante la meditación, según la tradición budista zen”, conferencia impartida por el maestro zen Dokushô Villalba

La práctica de la concentración (samatha) y de la observación penetrante (vipasyana), que constituyen los dos pilares de la meditación budista, cuando es realizada de forma cabal y sistemática abre las puertas a estados de conciencia superiores, llamados en la tradición budista dhyana, samapatti, samadhis y nirvanas.
En la presente conferencia se describirá detalladamente cada uno de estos estados y se expondrá la función que desempeñan dentro del camino de liberación enseñado por el Buda Sakiamuni.

Dokushô Villalba, (Utrera, 1956) es maestro budista zen, discípulo del Muy Venerable Taisen Deshimaru Roshi, de quien recibió la ordenación de monje soto zen en 1978 en París y bajo cuya dirección estudió el Zen hasta su fallecimiento, y del Muy Venerable Shuyu Narita Roshi, de quien en 1987 recibió la Transmisión del Dharma. Fundador de la Comunidad Budista Soto Zen en España y abad fundador del monasterio zen Luz Serena, donde reside habitualmente. Escritor, conferenciante y traductor.
Entre sus libros destacan “Zen en la plaza del mercado”, “¿Qué es el Zen? Introducción práctica a la meditación zen”, “Siempre ahora”, “Vida simple, corazón profundo”.

La conferencia tendrá lugar el jueves 27 de marzo, de 17:00 a 21:00 
en en el Salón de Actos del Centro Superior de Gestión de la Universidad Complutense de Madrid, Campus de Somosaguas.

Entrada libre y gratuita.
Es imprescindible inscribirse para asistir a la conferencia.
Inscripciones: http://eepurl.com/NZVWz

martes, 26 de noviembre de 2013

Emocionante descubrimiento en el lugar de nacimiento de Buda.

La excavación sugiere que el Buda nació en el siglo VI a.C.

Después de una excavación de tres años, los arqueólogos han podido encontrar el lugar de nacimiento exacto del Buda y más detalles sobre el momento en que nació.
La excavación en su lugar de nacimiento ha revelado que el Buda pudo haber vivido siglos antes de lo que algunos historiadores han sugerido. Los arqueólogos hicieron el descubrimiento durante las excavaciones de un antiguo santuario en el templo Maya Devi en Lumbini, Nepal.

El sitio del patrimonio mundial de la Unesco ha sido identificado como el lugar de nacimiento de Buda, pero la excavación ha revelado objetos que indican por primera vez el siglo y el lugar de su nacimiento exactos.

Se dice que su madre, Maya Devi, dio a luz apoyada en la rama de un árbol en el jardín de Lumbini, a medio camino entre la residencia de su marido y la de sus padres.

Se cree que el árbol puede estar situado en el espacio abierto que se encuentra en el centro del santuario recién excavado.

El profesor Robin Coningham, de la Universidad de Durham, que ha dirigido un equipo de 15 historiadores británicos, comenta:

"Este es uno de los descubrimientos más interesantes en términos de arqueología budista, porque ahora tenemos una idea más exacta de lo que fue el santuario budista más antiguo. Lo importante para nosotros es que el santuario está construido alrededor de un árbol y el hecho es que la historia del nacimiento budista está conectada con un árbol. Esta es una de esas rarísimas ocasiones en la que la creencia, la tradición, la arqueología y las excavaciones coinciden."

Hasta ahora, existía un acuerdo entre los expertos sobre la fecha del nacimiento del Buda, que situaban alrededor del 400 a. C. Los arqueólogos, que han pasado tres inviernos en el sitio, cavando sólo cuando el nivel freático estaba en su punto más bajo, afirman ahora que vivió durante el siglo VI antes de Cristo.

El budismo se basa principalmente en las enseñanzas de Buda, o Siddharta Gautama, y es una de las religiones más antiguas del mundo.

Muchos cientos de miles de budistas de todo el mundo hacen peregrinación a Lumbini cada año.

Fuente: Sky News, 26 Noviembre 2013
http://news.sky.com/story/1173497/exciting-discovery-at-buddhas-birthplace
Fotografías: Ira Block/National Geographic








Fotografías: Templo de Maya Devi, Lumbini, Nepal,lugar de nacimiento del Buda Sakiamuni.